El acto de comer no es asunto meramente biológico, sino que es un acto social, una cuestión de aprendizaje, pero también de costumbres. Es un conjunto de conductas que se desarrollan a lo largo de los años. El ambiente familiar y escolar es una influencia significativa en el desarrollo de los hábitos de alimentación en los más pequeños. Se deben fomentar los hábitos saludables desde casa con herramientas pedagógicas para las personas que están a cargo de los niños y así combatir problemas crecientes, como es el de la obesidad. En el post de hoy hablamos sobre la alimentación complementaria autorregulada, una tendencia demandada en los últimos años.

El baby led weaning (blw), que podría traducirse como “alimentación complementaria autorregulada” o “alimentación complementaria a demanda”, es una manera de incorporar los sólidos en la alimentación del bebé sin pasar por la fase de purés y papillas, siendo el propio bebé quien se alimenta por sí mismo usando las manos.

¿Qué es?

Este tipo de alimentación se basa en que sea el propio lactante quien se alimenta llevándose la comida a la boca, en vez de ser alimentado con una cuchara por un adulto. En esta práctica, el lactante se incorpora pronto a la comida familiar y comparte su menú, manteniendo la lactancia materna. Algunos estudios observacionales de pequeño tamaño sugieren que esta técnica favorece los patrones de alimentación, aunque no se ha podido demostrar si se plasma en efectos beneficiosos para la salud. Su difusión surge a raíz de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de retrasar la introducción de la alimentación complementaria hasta los 6 meses, en un momento en que el lactante ha alcanzado hitos importantes en su desarrollo, lo que haría posible que se alimentara por sí mismo. Algunos de los aspectos contenidos en esta filosofía serían válidos para la mayoría de los lactantes, aunque es difícil aceptarlo en su radicalidad (oposición a las comidas con cuchara) y siempre bajo la supervisión de su pediatra.

Etapas

Ya hablábamos en post anteriores de los comportamientos infantiles que caracterizan cada etapa. En este caso, el desarrollo madurativo del lactante relacionado con la alimentación pasa por el reflejo de prensión de los primeros 2-3 meses que desaparece antes de que empiece la prensión voluntaria. A las 4 semanas, los recién nacidos todavía suelen tener las manos cerradas, pero a las 12 semanas casi siempre están abiertas. En esta fase se puede observar que nuestro bebé mira el objeto como si quisiera cogerlo. Pasadas las 20 semanas logrará hacerlo de forma voluntaria.

Cuando alcanza la sedestación, el niño aumenta la movilidad y desarrolla nuevas habilidades para explorar el mundo a su alrededor. En cuanto al desarrollo cognitivo, el lactante de 6 meses ha descubierto sus manos y pronto aprenderá a manipular objetos. Al principio, el niño se lo lleva todo a la boca. Con el paso del tiempo, coge los nuevos objetos, los inspecciona, los pasa de una mano a otra, los entrechoca, los deja caer y luego se los lleva a la boca.

A los 4-5 meses, los niños aproximan los labios al borde de una taza y pueden alimentarse más rápidamente que con un biberón. La masticación también se inicia alrededor de los 6 meses, y pueden comer una galleta. Primero, el niño mete los dedos en la comida, y vierte mucha, de forma accidental o deliberada. Su pinza (con el índice y el pulgar) tiene que pasar varias etapas hasta que sea elaborada al alcanzar los 9-12 meses, alcanzado el control de la cuchara con 15 meses. A los 2,5-3 años manejan el tenedor y el cuchillo. Los niños desarrollan la capacidad de masticar antes de que tengan la posibilidad de mantener la comida en la boca o de empujarla hacia atrás para deglutirla. Alrededor de los 6 meses, los lactantes desarrollan un movimiento masticatorio que, junto con su capacidad de permanecer sentados por sí solos, promueve la deglución de trozos de comida mayores y más espesos.

Es por todo ello, que en general, alcanzados los 6-9 meses, su desarrollo neurológico le permite comer por sí mismo y, por tanto, no precisaría modificaciones importantes en la textura ni que alguien le diese de comer. A partir de entonces, se les ofrece a los lactantes trozos de comida entera con un tamaño y una forma que les permita cogerlos y llevárselos a la boca (generalmente formas alargadas y estrechas). Los padres deciden qué ofrecer, y el niño cuánto y a qué ritmo, siempre de una manera paulatina, por grupos de alimentos y bajo supervisión de su pediatra.

Ventajas e inconvenientes

Para los profesionales, las ventajas de esta aproximación radicarían en disminuir la presión sobre los niños y en hacer los momentos de la comida familiar más agradables; también significaría potenciar la autorregulación y el control del apetito por el propio niño, y mejoraría sus habilidades para la masticación y la deglución.

Sin embargo, se dan algunos motivos de preocupación, sobre todo la posibilidad de atragantamientos, pero también que la cantidad de comida no sea suficiente y repercuta en el crecimiento del niño, o la posibilidad de que los aportes de hierro sean insuficientes. A algunos profesionales les preocupa que, si no existe una oferta variada, el BLW conlleve la toma de un número reducido de alimentos que limite a la larga la variedad de una dieta equilibrada.

En conclusión, la observación e imitación de nuestros hijos que hacen de los hábitos de las personas con las que conviven es de vital importancia para su educación nutricional. Por lo que los estilos de crianza, la conciencia, conductas y cantidad de conocimientos sobre la alimentación y nutrición son primordiales para la promoción de hábitos de vida saludables. Esta práctica genera que el lactante participe más activamente en su alimentación, quita presión a la comida y trata de acerca la participación antes en la comida familiar. Sin embargo, decidir cuándo un lactante puede ser capaz de comer por sí solo sin riesgos de aspiración debe ser una decisión individualizada, y dependerá de la capacidad de cada niño en concreto y de las habilidades que haya adquirido.

 

Bibliografia

  • Moreno Villares, J. M., Galiano Segovia, M. J., & Dalmau Serra, J. (2013). Alimentación complementaria dirigida por el bebé («baby-led weaning»).¿ Es una aproximación válida a la introducción de nuevos alimentos en el lactante?. Acta Pediátrica Española, 71(4).
  • González García, C.J.; Villa Montes de Oca, D. Herencia alimentaria: Promoción de hábitos alimentarios saludables desde la infancia, una estrategia pedagógica durante la crianza para la prevención de la obesidad en niños. Reidocrea, 4: 35-47 (2015)

Autora: Belén Aglio, Psicóloga.