¿Qué es el Apego?

Los psicólogos definen el apego como una relación emocional especial que implica un intercambio de confort, cuidado y placer.  Podríamos decir que es el vínculo que se da entre el cuidador principal y el bebé, se establece como necesidad biológica, ya que al momento de nacer requerimos los cuidados básicos de un otro, por lo menos hasta los dos años de edad.

Todos los niños experimentan situaciones de estrés, el apego funciona como una balanza reguladora. Un niño en situación de estrés busca la protección y el cuidado de su figura de apego que incentiva su seguridad para controlar su estrés. Esta figura es mucho más que un cuidador o alimentador, debe darle afecto, brindarle seguridad, estimulación, juego, etc. Puede ser la madre o el padre, en su ausencia puede ser cumplida por otros familiares o personas, hay figuras secundarias como los hermanos, otros niños, etc.

John Bowlby, nuestro referente en apego, dedicó una extensa investigación a este concepto, describiéndolo como una «conexión psicológica duradera entre los seres humanos». Apoyaba la idea de que las primeras experiencias en la niñez son importantes para influir en el desarrollo y el comportamiento más tarde en la vida.

Asimismo, Bowlby creía que el apego tenía un componente evolutivo, ya que, ayuda en la supervivencia. Definía la afectividad como un lazo que se afianza con el tiempo para que finalmente llegue a formar pare de la estructura de cada individuo. Por tanto, la función biológica de la afectividad es la protección.

Existen estudios longitudinales en niños con un seguimiento del primer año a la pubertad que informan de que hay relación entre las conductas de afectividad tempranas y el grado de sociabilidad más tarde.

Características del Apego

Bowlby creía que eran cuatro las características distintivas del apego:

  1. Mantenimiento de proximidad – El deseo de estar cerca de las personas a las que estamos vinculados.
  2. Refugio seguro – Volviendo a la figura de apego para comodidad y seguridad frente a un miedo o amenaza.
  3. Base segura – La figura de apego actúa como base de la seguridad de la cual el niño puede explorar el ambiente circundante.
  4. Angustia de separación – Ansiedad que ocurre en ausencia de la figura de apego.

En su investigación realizó tres propuestas clave acerca de la teoría del apego.

En primer lugar, sugirió que cuando los niños son criados con la confianza de que su cuidador principal estará plenamente disponible para ellos, son menos propensos a experimentar miedo que aquellos que son criados sin esa convicción.

En segundo lugar, apostaba porque esa confianza se forja durante un período crítico de desarrollo, durante los años de infancia, niñez y adolescencia, y que las expectativas que se forman durante ese período tienden a permanecer relativamente sin cambios para el resto de nuestra vida.

Por último, sugirió que estas expectativas que se forman están directamente vinculadas a la experiencia. Es decir, los niños desarrollan expectativas de que sus cuidadores responderán a sus necesidades porque, en su experiencia, sus cuidadores han sido receptivos en el pasado.

Las conductas de apego se consolidan a partir de los seis meses aproximadamente, pensemos que el bebé en las primeras semanas no tiene desarrollado el sistema perceptivo y no diferencia entre propias de extraños. Mirar a la madre, tocarla, jugarlas, gatear hacia ella llorar cuando no puede seguirla, ponerse contento cuando la ve, levantar los brazos, querer abrazarla, balbucear y tratar de comunicarse con la figura de apego. Los objetos como chupetes, mantitas, les permiten reemplazar o sustituir la figura de apego si no está, dormir solo.

¿Qué se necesita en los padres para que haya una afectividad segura?

La comunicación comienza en el primer periodo de la vida cuando como adultos respondemos nutriendo a los ritmos de nuestro bebé, las conductas de atención y los estados afectivos. Esta paternidad consciente exige adaptación, crecimiento y las responsabilidades pueden ser arduas e inquietantes.

Entre los rasgos importantes en el cuidado parental que facilitan el desarrollo, destacan:

  1. Continuidad de cuidado y afecto parental que origina el desarrollo de las relaciones de amor del niño, la comunicación social y emocional y la formación de lazos sociales.
  2. Relación íntima entre adulto y niño que comienza con el deseo de los padres de nutrir y amar.
  3. Tipo específico de estimulación físico, social, emocional, lenguaje y de crecimiento intelectual.
  4. Modelo de desarrollo de estrategia a través de la educación y la relación afectiva.
  5. Transmisión de valores sociales y culturales que influyen en la forma en que el niño resuelve las tareas impuestas en cada fase de su desarrollo.

Por un lado, la autoestima depende de la percepción de la figura de apego como fuente de seguridad y protección. Contar con modelos de experiencia estables y afectuosos facilitan al bebé el organizar los procesos psicológicos tempranos, la influencia del exterior y las sensaciones internas, sentimientos y pensamientos.

Los tipos específicos de experiencias facilitan la formación de afectividad segura y refuerzan aspectos particulares de desarrollo. Por ejemplo, es importante para el desarrollo del discurso si el cuidador le habla mucho al niño. La provisión de juguetes y otros objetos inanimados para manipular y explorar es vital en la fase de inteligencia del periodo sensoriomotor según nos dice Piaget, (autor que veíamos en posts anteriores) puesto que ayuda a estructurar la vida afectiva. La figura de apego como educador y guía ayuda al niño a identificar los aspectos de la realidad, como una fuente de información y a modificar las expectativas del pensamiento del niño.

Por otro lado, la carencia afectiva pone en peligro el desarrollo de las relaciones saludables con otros y la formación de lazos sociales, si el niño tiene una seguridad, confianza en su cuidador, unas rupturas frecuentes y largas con esta persona pueden identificarse como amenazas. El idioma, el discurso y la comunicación no verbal son, en especial, sensibles a la carencia afectiva. Un ejemplo lo vemos cuando los niños que no son hablados por sus criadores tardan más en el tiempo hasta que comienzan a hablar. Por tanto, el discurso de la madre también es portador de emociones y una influencia de la organización en la vida psicológica del niño.

Es importante el apoyo familiar para que exista una armonía. Nuestros estilos de apego temprano se establecen en la niñez a través de la relación bebé / cuidador. Los padres son el modelo para el niño en el establecimiento de las estrategias de desarrollo de una personalidad saludable y esto pasa por el apego.

«La propensión a hacer fuertes lazos emocionales con individuos particulares es un componente básico de la naturaleza humana». Bowlby

 

Autora: Belén Aglio, Psicóloga.

FUENTE:

  1. Vilaltella, J. T. (1994). Bowlby: vínculo, apego y pérdida CARENCIA AFECTIVA.
  2. Bowlby J. Attachment and Loos, vol 1 : Attachment. New York, Basic Books, 1969.